Por estos días de fines de abril conmemoramos un aniversario más del nacimiento de don Arturo, de ello hace ya 99 años. Desde los primeros años de la Fundación hemos escogido este cumpleaños para celebrar nuestra asamblea ordinaria, el acto institucional más solemne de toda entidad. En nuestro caso se agrega el hecho de recordar en familia la presencia física y espiritual de nuestros ancestros, de Arturo y Genoveva, que juntos formaron una familia fecunda en frutos de bondad y generosidad.

En esta ocasión hemos programado realizar el sábado 29 de mayo, en la finca de Girardota, la reunión estatutaria. En ese lugar hemos tenido excelentes encuentros familiares, muy concurridos y animados, y ahora procuraremos innovar con una carrera de observación a pie por la finca y sus alrededores, con lo cual nos entretenemos un rato, y a la vez conseguimos unos pesos para colaborar al desarrollo de las actividades de la Fundación.

El balance nuestro, como tantas veces lo hemos escrito y comentado, no se mide en pesos de utilidad o de pérdida, sino en unión fraternal, en alegrías compartidas, en apoyo en las dificultades, en ayuda a quienes necesitan nuestra ayuda, en amor y amistad.

Y a fe que hemos ganado el año con creces. Gracias a Dios no hemos tenido que lamentar contratiempos mayores en nuestras familias y sí hemos podido disfrutar de momentos muy alegres de felicidad y unión compartidas y a la vez apoyado a quienes lo han necesitado.

¡Esperamos que todas las familias lleven fiambre y una botella de licor!

Próximamente indicaremos la hora y lugar de salida.

Desde hace ya unas cinco semanas Ana se trasladó a vivir en el Hogar mi querido viejo, el que con tanto cariño dirige el padre Ernesto. Con su habitual cuidado por el orden y el cuidado de todo lo suyo, Ana organizó un ambiente muy acogedor y confortable en la amplia habitación que para ella sola le asignó el padre. Allí tiene una cómoda salita de recibo al lado de su cama, su tocador, así como un closet muy suficiente. Por fortuna ha recibido numerosas visitas de familiares de ella y de esta numerosa prole allegada. El esfuerzo por aprender a vivir en nuevas condiciones no es poco, pero ella ha sabido afrontar las circunstancias. Reiteramos al padre Ernesto nuestros agradecimientos por esta oportunidad que le ha brindado a Ana, por tanta bondad y delicadeza, y pedimos a Dios que le siga colmando de bendiciones. Cuando vayamos a visitar a Ana, que ojalá sea con frecuencia, sería bueno no olvidarnos de llevar una golosina para el resto de ancianitos, unos veinticinco, que comparten con ella esa casa.

Como mencionamos en el boletín anterior, el piso del apartamento de Ana necesita una reparación urgente, pues por la dilatación se ha deformado. Habíamos mencionado que daríamos un tiempo prudencial de espera para que Ana tomara la decisión sobre el lugar en que quería seguir viviendo, y antes de lo previsto nos ha manifestado que definitivamente se queda en el Hogar del padre Ernesto. De todos modos, y con miras a arrendarlo, hay que hacer la reparación, que implica el cambio total del piso de tabletas que tiene y la colocación de entrepiso. Tenemos un presupuesto de unos dos y medio millones de pesos. Contamos con un millón de pesos disponibles, y esperamos recaudar el resto en el próximo mes. Una vez más convocamos la generosidad de todos, para que sigamos adelante en esta bella obra de la Fundación que tantas alegrías nos ha deparado. Una vez arreglado el apartamento y cuando este empiece a dar una renta, se transferirá al Hogar del padre Ernesto ese ingreso.

Después de la bella y merecida celebración de Aniversario de Samuel y Aura, queda poco mas que agregar. Sin embargo quiero resaltar brevemente lo que ellos han significado para mí.

En Samuel y Aura es tal la unión que se hace imposible mencionar a uno sin aludir al otro.

Su matrimonio, a mas de ser el primero de la familia, me proporciono otras ventajas a saber: una casa para visitar, hacer mandados o escaparme. Allí siempre ha habido un vaso de leche con torta y arequipe.

Luego llegaron los hijos, cargados de juguetes y adicionalmente me dieron status al convertirme en tío.

Cuando estuve fuera de la casa y llegaba a Medellín, invariablemente había la invitación a almorzar, y ya se imaginan cual era el plato principal.

Los tiempos siguieron transcurriendo y me case con Martha Ruth, la deferencia para con ella ha sido igual.

Vinieron los hijos, luego estos se han graduado, casado y traído nietos. En estas ocasiones, como en los momentos de alegría o enfermedad siempre han sido los primeros en hacerse presentes.

No sobra decir que para con ellos han sido igual en amor, cariño y amistad.

Y como no recordar las tardes tan amenas en que jugábamos tute los cuatro, a veces yéndola y otros independiente.

Por ultimo para Aura no he dejado de ser "mi niño" y para Samuel "jovencito".

Con esto hago votos a Dios para que nos los conserve por mucho tiempo.

avibo.