FUNDACIÓN |
Medellín, Julio de 2004
Editorial Gabriel es el cuarto de los hermanos Villegas Botero, y es el cuarto año consecutivo que celebramos una efeméride igual, la celebración de los 75 años de vida. Con él se cierra el ciclo de los nacidos en Sonsón, pues precisamente el año de su nacimiento fue el de la gran crisis económica mundial que llevó a la ruina el floreciente negocio de Arturo, quien no tuvo otra alternativa que ir a buscar el apoyo de su hermano Ernesto en Montebello. No sé hasta donde Gabriel recordará algo de ese lugar donde al menos los otros tres mayores comenzamos la escuela. De
Ser
el cuarto hombre en serie no debió favorecerlo en la dedicación y la entrega
de un padre intensamente atareado en el desempeño de su empleo y una madre que
iba trayendo ininterrumpidamente más y más hermanos y hermanas que lo acompañaran.
Yo tengo un recuerdo especial, pues compartí un año con él en el Seminario
Menor de los Jesuítas en Zipaquirá. Descollaba entre los compañeros por su
altura y mucho más por unas manos inmensamente largas con las que pelaba a
todos sus contendores en el famoso ?pipo y cuarta?. Al final tuvo que acceder a
utilizar una regla de igual tamaño para todos, pero no por eso dejaba de
ganarles. Corriendo
el tiempo inició su carrera profesional, y siendo yo ya sacerdote, tuve el
gusto de presidir su matrimonio con Gilma Correa, con quien tendría sus dos
hijos, María Victoria y Orlando. Tras la muerte temprana de Gilma, contraería
nuevamente matrimonio con su prima Rosa Villegas López. Si de este último no
hubo hijos, si comparten felices dos hermosos nietos que son su mayor alegría
y una compañía que les llena todo el tiempo de su tercera edad. Cuando se creó la Fundación hace ya más de un cuarto de siglo, él fue pilar fundamental. Gracias a estar residenciado en |
CORREO ELECTRÓNICO Última actualización: Julio 15 de 2.005 |